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Coloma: “Si oigo a la calle, Sebastián Piñera es la mejor opción hoy, no tengo dudas”

El ex timonel gremialista es uno de los reconocidos “piñeristas” en la casona de calle Suecia y sobre las candidaturas asegura que “los partidos sirven para articular ideas, lógicas, liderazgos. Pero, al final, es un asunto de personas”.

Por: Claudia Rivas A. | Publicado: Lunes 12 de septiembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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Le correspondió timonear dos veces consecutivas a la UDI y aún no se descarta del todo que haya una tercera; en ambas ocasiones debió competir, por primera vez en la historia del gremialismo, tan dado a los acuerdos internos. Ahora el senador Juan Antonio Coloma es el único “coronel” activo dentro de la colectividad y tiene la mirada fija en los comicios de octubre, convencido como está de que “la brecha que tenemos con la Nueva Mayoría en la última municipal es de 16 puntos abajo, y si se mantiene, la presidencial se complica”.

- Se dice que dentro de la UDI usted defiende la opción de Piñera.

- Yo creo que es muy posible la opción de Piñera para la UDI. Tengo la visión de que es una buena carta y ganadora. Ahora, en los próximos meses puede surgir otra alternativa, mejor si sale de la UDI, pero obviamente es una opción. Además, yo he sido un parlamentario de terreno y escucho, y creo que al final los candidatos los ponen las personas. Los partidos sirven para articular ideas, lógicas, liderazgos, pero, al final, es un asunto de personas. Que al otro lado sea Lagos o no sea Lagos…

- ¿Y según la gente de la calle, Piñera es la mejor opción?

- Si oigo a la calle, Piñera es la mejor opción hoy, no tengo dudas. No sé qué pasará mañana, nadie tiene clavada la rueda de la fortuna, pero él tiene la posibilidad de hacer creíble un gobierno y para gobernar hay que transmitir seguridad, capacidad de conformar equipos, y eso no se improvisa. Me sorprende la cantidad de candidatos que afloran, parece que hoy día hay una especie de primavera de candidaturas y, tal vez porque he estado cerca del poder, me doy cuenta que ser presidente es una tarea muy compleja, requiere un tipo de personalidad, una estructura mental de toda lógica, que es bien excepcional. Entonces, me sorprende que tanta gente crea que la cuestión es llegar, levantar la mano y ver, como si esto fuera un concurso. Él tiene esa capacidad para ser presidente, también tiene defectos que esperamos que se corrijan.

- ¿Hay alguna autocrítica respecto de lo que fue el gobierno de Piñera?

- Sí y se las planteé a él. Fue un buen gobierno en lo económico social, pero no en lo político. Y la política es tan importante como lo otro. Creo que hubo errores gruesos.

- ¿Como cuáles?

- Como el voto voluntario. Cosa que le planteé. Y no me gusta, porque no me gusta ver al elector como un cliente, sino como un ciudadano. Entonces, esta lógica de que sea el cliente me provoca aversión. Esto de que haya que convencerlo para que se levante en la mañana para que vaya a comprar mi propuesta no me gusta. Esto no tiene nada que ver con el sentido republicano que yo tengo, porque creo que el mínimo deber de una persona es ir a votar y reflexionar para tomar su decisión. Y ese fue un error. Yo comparto mucho de lo que hizo, pero también tuvo defectos y esos defectos son corregibles, porque es una forma de enfrentar la vida política.

- Una de las banderas con que Piñera llegó al gobierno era resolver el problema de la delincuencia, ¿asumen ustedes que no se hizo nada y no se mejoró en ese aspecto?

- No comparto que no se haya hecho nada. Se hicieron cosas, pero la naturaleza del problema no iba acorde con la dimensión de la solución. Efectivamente, ese es un tema que hay que enfrentar en la comprensión de que es de una dimensión muy compleja. Que no sólo es represiva ni sólo preventiva, sino que también tiene que ver con elementos culturales, empoderamiento social, es un tema muy enredado y hay que meterle mucho más cabeza, asumiendo que se hicieron cosas. Recordemos que el gobierno de Piñera nunca tuvo mayorías y ese fue un gran obstáculo, particularmente en la forma de enfrentar la delincuencia.

- ¿No le parece que responsabilizar a la oposición de la época de no haber cumplido con su programa por falta de mayorías parlamentarias no se ve bien?

- No, porque también valoro lo que hizo la oposición para llegar a acuerdo en otras materias, donde sí se lograron cosas útiles, como con el bono de postnatal.

- En muchos otros casos contaron con los votos de la oposición.

- Sí y, fíjese, a pesar de que suena raro es bien mágico en una democracia que se dé la necesidad de convencer a quien piensa distinto, en la medida que sea convencible.

- Hay un refrán muy antiguo que se ha escuchado mucho estos meses y es que “segundas partes nunca fueron buenas”, ¿no le preocupa que si Piñera llega a La Moneda otra vez, le pase algo similar a lo que le ocurre a la Presidenta?

- No sé si va a ser Piñera, pero obviamente es una frase con la que se tendrá que convivir no más. Pero en nuestro caso, sea o no sea Piñera, creo que tenemos la capacidad de hacer un mejor gobierno, porque cuando asumimos en 2010 no había práctica de gobernar; hoy día son 700 jóvenes que fueron parte de un gobierno y tomaron decisiones. Ahora se partiría teniendo ese activo para gobernar. Por eso la segunda parte del gobierno de Piñera fue mucho mejor que la primera, la clave estuvo en que hubo más experiencia.

- ¿Y qué rol tendría que cumplir la UDI en un próximo gobierno de Piñera?

- La UDI tiene que ser el corazón del gobierno y el que le dé el para qué de gobernar. Tenemos una ventaja importante para eso, somos capaces de bombear ideas, proyectos, temas.

- La UDI parecía insatisfecha de su rol en el gobierno de Piñera.

- Al final, este tema es muy discutible, nadie queda satisfecho. Conversé con Carlos Larraín (RN), que me decía que ellos estaban 20 veces más insatisfechos que nosotros. La calidad del gobierno y de la vinculación fue de menos a más en el gobierno de Piñera, porque terminamos en una muy buena relación. La UDI fue muy leal con el gobierno de Piñera y él también, al final hubo una convivencia más bien razonable.

 

pensiones: "no es contra mi religión entregar bonos"

 

- ¿Que el 5% vaya a la cuenta de ahorro individual es insalvable para llegar a acuerdo?


- Para mí es vital, pero cuando se plantean las negociaciones colocando primero los vetos y obsesiones, el resultado es que no llega a acuerdo. Nosotros tenemos un espíritu de entendernos, porque esto es importante, pero aquí hay un tema muy crucial, otros son más discutibles.


- ¿Cuáles son más discutibles?


- De dónde se pueden desplazar los recursos para el pilar solidario es súper discutible, porque uno puede encontrar otra fórmula. Pero para mí el eje es cómo se va construyendo una cultura económica para que las pensiones del futuro sean mejores y que ese 5% vaya a la cuenta individual pasa a ser indispensable. De todas maneras, uno siempre tiene que tener la capacidad de entenderse.- Una de las propuestas de la UDI que causó debate en el buen sentido, es la del bono por hijo titulado. Pero es extraño, porque la oposición es contraria a los bonos.


- El bono en sí mismo no es un problema, hay muchas cosas que requieren bonos y el Estado tiene un rol subsidiario en muchas materias. Lo que yo sostengo es que no todo es bono, y eso no significa que no sea un instrumento legítimo. Lo que pasa es que cuando uno transforma la política pública en forma de asignar bonos, tenemos un problema. Pero no es contra mi religión entregar bonos, hay momentos en que son muy indispensables, hay políticas públicas que requieren un tipo de ayuda especial como en el caso de las pensiones.


- ¿En este ambiente tan confrontacional es viable un acuerdo en materia de pensiones?


- Los acuerdos siempre son viables. Pero el principal responsable en un acuerdo es quien tiene el poder, que es el gobierno. Si un gobierno quiere llegar a acuerdo, llega. Este es un gobierno que no tiene incorporada esa palabra en su ADN, porque llegaron al gobierno para hacer una transformación copernicana del país y tenían los votos para eso. Su lógica es que "hasta ahora habíamos hecho lo que podíamos, ahora vamos a hacer lo que queremos" y eso es muy mal consejero, porque instala el gobierno de las mayorías circunstanciales como eje de las políticas públicas de largo plazo.


- ¿Por eso la baja aprobación del gobierno?


- El gobierno se encontró con un resultado deplorable mucho más de sopetón de lo que se imaginó. Más allá de que las encuestas siempre son una foto del momento, sí es cierto que hay un rechazo brutal a su forma de gobernar. En este escenario, el gobierno recordó que hay una palabra que se llama acuerdo y puede haber voces que lo quieran recuperar. Pero soy escéptico, porque el gobierno está atrapado por una fuerza de izquierda que no cree que el entendimiento sea un activo, sino que lo identifica más como una renuncia.


- ¿A quién identifica más proclive a acuerdos?


- El ministro de Hacienda creo que tiene vocación de acuerdos, pero le dura poco porque no tiene las herramientas, porque lo tironean desde su flanco más de izquierda. Por eso me parece difícil, pero nosotros siempre vamos a estar dispuestos.


- ¿Que el 5% vaya a la cuenta de ahorro individual es insalvable para llegar a acuerdo?


- Para mí es vital, pero cuando se plantean las negociaciones colocando primero los vetos y obsesiones, el resultado es que no llega a acuerdo. Nosotros tenemos un espíritu de entendernos, porque esto es importante, pero aquí hay un tema muy crucial, otros son más discutibles.


- ¿Cuáles son más discutibles?


- De dónde se pueden desplazar los recursos para el pilar solidario es súper discutible, porque uno puede encontrar otra fórmula. Pero para mí el eje es cómo se va construyendo una cultura económica para que las pensiones del futuro sean mejores y que ese 5% vaya a la cuenta individual pasa a ser indispensable. De todas maneras, uno siempre tiene que tener la capacidad de entenderse.


- Una de las propuestas de la UDI que causó debate en el buen sentido, es la del bono por hijo titulado. Pero es extraño, porque la oposición es contraria a los bonos.


- El bono en sí mismo no es un problema, hay muchas cosas que requieren bonos y el Estado tiene un rol subsidiario en muchas materias. Lo que yo sostengo es que no todo es bono, y eso no significa que no sea un instrumento legítimo. Lo que pasa es que cuando uno transforma la política pública en forma de asignar bonos, tenemos un problema. Pero no es contra mi religión entregar bonos, hay momentos en que son muy indispensables, hay políticas públicas que requieren un tipo de ayuda especial como en el caso de las pensiones.
- ¿En este ambiente tan confrontacional es viable un acuerdo en materia de pensiones?


- Los acuerdos siempre son viables. Pero el principal responsable en un acuerdo es quien tiene el poder, que es el gobierno. Si un gobierno quiere llegar a acuerdo, llega. Este es un gobierno que no tiene incorporada esa palabra en su ADN, porque llegaron al gobierno para hacer una transformación copernicana del país y tenían los votos para eso. Su lógica es que "hasta ahora habíamos hecho lo que podíamos, ahora vamos a hacer lo que queremos" y eso es muy mal consejero, porque instala el gobierno de las mayorías circunstanciales como eje de las políticas públicas de largo plazo.


- ¿Por eso la baja aprobación del gobierno?


- El gobierno se encontró con un resultado deplorable mucho más de sopetón de lo que se imaginó. Más allá de que las encuestas siempre son una foto del momento, sí es cierto que hay un rechazo brutal a su forma de gobernar. En este escenario, el gobierno recordó que hay una palabra que se llama acuerdo y puede haber voces que lo quieran recuperar. Pero soy escéptico, porque el gobierno está atrapado por una fuerza de izquierda que no cree que el entendimiento sea un activo, sino que lo identifica más como una renuncia.


- ¿A quién identifica más proclive a acuerdos?


- El ministro de Hacienda creo que tiene vocación de acuerdos, pero le dura poco porque no tiene las herramientas, porque lo tironean desde su flanco más de izquierda. Por eso me parece difícil, pero nosotros siempre vamos a estar dispuestos.


- ¿Comparte que de llegar al gobierno hay que deshacer todo lo que está haciendo el actual?


- No seamos extremos, no hay que deshacer todo, pero claramente hay que reenfocar la obra gruesa.


- No seamos extremos, no hay que deshacer todo, pero claramente hay que reenfocar la obra gruesa.

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